Primero,- Los trogloditas llegamos antes que las "R", "RR", "RRSSS" y demás pepinos.
Segundo.- La llegada de algunos el sabado se agradeció, sobre todo por los almacenistas de bebida y comida, dicese cerveza, brugal, barceló, etc.
Tercero.- La virgen que cortezas se comen en esa tierra y tó de chupar, caracoles, cangrejos, mucho roer y marmullar, pero de güena calidad eso sí.
Cuarto.- No podeis salir de vuestra casa, que vergüenza ir con vosotros, ni mantel en la mesa para cenar, ni el camarero dá la ida por la venía con cerveza, ¡ah¡ la carretera, que no lo he dicho, allí se inventó el compas, tó curvas, la madre que parió al arquitecto. Pá bajar la cena, lo mejor subir cuestas, y yá el jintonic, la despedia de soltero, la politica, la mesa, ¿que te equivocas cuando coges a uno del cuello? pues se piden disculpas y yastá, que no se convence al novio pá que no se case, pues otro pelotazo y alegría, ¿y lo educaos que eran?, le tiras el cubata y se disculpan por si te han mojado, así da gusto. Y si en el restaurante creían que eramos de Huercal, en los pubs el Joseto decía que eramos de Guadalajara por el acento. A las cinco se ponen a contratar canoas, pero a las cinco de la mañana, y lo que retumbaba el pasillo del Hostal a pesar de no hacer ruido casi. Y cuando estabamos en to lo nuestro nos damos cuenta que en el pueblo de al lado hay una concentración, pero cualquiera iba entonces.
Noches alegres, mañanas ....., bajamos a desayunar por turnos y con unos caretos, el mercado montado, y vamos al castillo, refunfuñando, soplando, pero vamos, entramos a las cuevas del Diablo y sorpresa, se está fresco, a la sombra, y son un pelotazo, llamamos a los otros para que suban y saliendo de visitar el castillo nos encontramos con los que llegaban del pueblo, con sus sombreros de paja de colores, el Nenico sobre todo con una ropa de verano muy para la ocasión. Luego como les ven caras de pardillos no les dejaban entrar al castillo y quedamos en la discoteca de la cueva. Allí descansamos todos, nos refrescamos, vemos al Zamora y a Juan Antonio en unas fotos, el museo del cine, que Pedro decía que eso era el sindrome de Diogenes, na más que chismes recogios.
Comimos los treinta y cuatro en una terraza que había buscado Bartolo, gazpacho manchego, rabo de toro, cangrejos de rio, carne asada, lomo , dulces, chupito etc, para que no se le pegara el café a el, lo pagó el motoclub. Hay que agradecerle lo que se molesta en buscar para que los demás disfrutemos, bueno si, a la María José tambien.
La vuelta pues eso, cansados, con un solanero que te cagas, y yo el último, pero a pesar de todo, llegamos antes que los "correntillas", "nosotros vamos a hacer unas curvas que tenemos tiempo", y una leche, un granizao nos tomamos y no llegaban, y luego los "peros" y los "es ques", que si, que si, que llegamos antes y sacabó.
Un par de días buenos, algo se olvidará, gracias a Bartolo otra vez por molestarse y a esperar lo siguiente. Bueno, si entramos por curvas, salimos por circulos concentricos.
lunes, 23 de agosto de 2010
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